Hubo un momento cuando dormir era sinónimo de embarcarse en aventuras que escapaban a las limitaciones terrenales de la vida cotidiana. Situaciones que rompían con las reglas de la física, tiempo y espacio (sin mencionar la regla que más se rompía: la lógica). He soñado desde ser un superhéroe hasta encontrarme con gente que hace años ya no esta entre nosotros.
En parte es lo bueno de los sueños. Despertarse sabien que, al menos por unas horas, pudimos ser otras personas, meternos en la piel de un extraño que aún era nosotros mismos. Incluso cuando soñaba pesadillas me despertaba casi eufórico, seguramente por la adrenalina del sueño.
Pero hoy me levante desorientado. Un sueño tan simple, tan mundano y realizable. No hubo poderes, zombies, viajes. Solo una conversación; y, para ser peor, vía chat de facebook.
¿A esto se vieron reducidos nuestros sueños? ¿Al cumplimiento en otro plano de acciones que, en la vida real, no nos llevan ni el menor esfuerzo?
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